Biblia Todo Logo
Referencias Cruzadas

- Anuncios -




Jeremías 9:7

La Palabra (versión española)

Su lengua es flecha afilada, su boca profiere mentiras; desean bienestar a su prójimo, pero por dentro planean emboscadas.

Ver Capítulo Copiar

22 Referencias Cruzadas  

Absalón dijo: —¿Y no podría venir con nosotros mi hermano Amnón? El rey le preguntó: —¿Por qué habría de ir contigo?

El Señor, Dios de sus antepasados, les advirtió continuamente por medio de sus mensajeros, pues sentía compasión de su pueblo y de su morada;

Con flechas afiladas de guerrero y brasas ardientes de retama.

Confía al Señor tus inquietudes, pues él será siempre tu apoyo y jamás permitirá que el justo caiga.

Solo Dios es mi descanso, de él viene mi esperanza.

y volveré mi mano contra ti; te limpiaré de escoria en el crisol, separaré de ti cuanto sea ganga;

Te he purificado, aunque no como plata, te he probado en el crisol de la desgracia.

Están vuestras manos repletas de crímenes, vuestros dedos tintos en sangre, vuestros labios hablan en falso, vuestra lengua musita maldades.

¿No es Efraín mi hijo querido? ¿No es mi niño encantador? Cada vez que lo reprendo, vuelvo a acordarme de ello, mis entrañas se conmueven, me apiado sin falta de él —oráculo del Señor—.

Patrullad las calles de Jerusalén, mirad bien y comprobad; buscad por todas sus plazas a ver si encontráis a alguien, uno siquiera que sea justo, que vaya tras la verdad, y yo lo perdonaré.

Te he nombrado examinador de mi pueblo, para que pruebes y examines su conducta.

Escuchad, israelitas, la palabra del Señor, porque el Señor está en pleito con los habitantes del país, pues no hay fidelidad ni amor ni conocimiento de Dios en el país.

Haré pasar por el fuego a este tercio, lo purificaré como se hace con la plata y lo acrisolaré como se acrisola el oro. Me invocará y yo lo escucharé; yo diré: «Es mi pueblo»; y él responderá: «El Señor es mi Dios».

Será como un fundidor que refina la plata: purificará a los descendientes de Leví; los acrisolará como a oro y plata para que puedan presentar al Señor ofrendas legítimas.

Claro que así la autenticidad de vuestra fe —de más valor que el oro, que no deja de ser caduco aunque sea acrisolado por el fuego— será motivo de alabanza, de gloria y de honor, cuando se manifieste Jesucristo,

Queridos, no os asombre como algo inesperado la tremenda prueba desatada contra vosotros.




Síguenos en:

Anuncios


Anuncios