Jeremías 51:9

La Palabra (versión española)

Quisimos curar a Babilonia, pero es imposible: ¡dejadla, vayamos cada cual a nuestra tierra! Pues su condena llega hasta el cielo, alcanza la altura de las nubes.

Referencias Cruzadas

2 Crónicas 28:9

Había allí un profeta del Señor, llamado Obed, que salió al encuentro del ejército, cuando llegaba a Samaría, y les dijo: —El Señor, Dios de vuestros antepasados, enfurecido contra Judá, los ha entregado en vuestro poder. Pero vosotros los habéis matado con una saña que clama al cielo.

Esdras 9:6

suplicando: —Dios mío, estoy avergonzado y confuso y no me atrevo a levantar mi rostro hacia ti, pues nuestros pecados se han multiplicado y nuestras culpas se amontonan hasta llegar al cielo.

Isaías 13:14

Serán como ciervo acosado, igual que un rebaño sin guía; volverá cada cual a su gente, huirá cada cual a su tierra.

Isaías 47:15

Así acabó la gente con la que traficabas, los mercaderes que tratabas desde joven: uno tras otro se desvanecen, no tienes a nadie que te salve.

Jeremías 46:16

repetidas veces: se tambaleó y cayó. Se decían unos a otros: «Vamos, volvamos donde los nuestros, vayamos a nuestra tierra nativa, huyamos de la espada mortífera».

Jeremías 46:21

los mercenarios que tiene son como novillos cebados, pero también ellos le dan la espalda: huyen a una sin detenerse, pues les llega el día del desastre, el tiempo de pedirles cuentas.

Jeremías 50:16

No dejéis quien siembre en Babilonia, ni quien empuñe la hoz en la siega; por temor a la espada letal, volverá cada cual a su gente, huirá cada cual a su tierra.

Jeremías 8:20

Pasó la cosecha, se acabó el verano, pero nosotros no hemos sido salvados.

Oseas 7:13

¡Ay de ellos, pues huyeron de mí! ¡Ruina para ellos porque se han rebelado contra mí! ¡Cómo los podré liberar si solo dicen mentiras contra mí!

Apocalipsis 18:4

Y oí otra voz que decía desde el cielo: —Sal de ella, pueblo mío, pues si te haces cómplice de sus pecados, también te alcanzarán sus castigos.

Apocalipsis 18:5

Hasta el cielo se han amontonado sus pecados y Dios no ha querido ignorar por más tiempo sus crímenes.