pues estoy contigo para salvarte —oráculo del Señor—. Acabaré con todas las naciones por donde os había dispersado; pero contigo no acabaré, solo te corregiré como conviene para que no quede impune tu pecado.
devorarán tu mies y tu comida, devorarán a tus hijos e hijas; devorarán tus ovejas y tus vacas, devorarán tu viña y tus higueras. Conquistarán a espada las ciudades fortificadas, esas en las que tienes puesta tu confianza.
Y cuando digan: «¿Por qué nos ha hecho todas estas cosas el Señor, nuestro Dios?», les responderás: «Por haberme abandonado y haber servido a dioses extranjeros en vuestra tierra, también serviréis a extraños en una tierra extraña».
Mientras estaba profetizando, murió Pelatías, hijo de Benaías. Yo caí rostro en tierra y dije entre gritos: —¡Ay, Señor mi Dios! ¿Vas a exterminar al resto de Israel?
Mientras ellos mataban, yo, que me había quedado solo, caí rostro en tierra y dije a gritos: —¡Ay, Señor mi Dios! ¿Piensas exterminar a todo el resto de Israel, derramando tu cólera sobre Jerusalén?
¿No eres desde siempre el Señor, Dios mío, Santo mío? ¡Eres inmortal! Tú, Señor, has destinado [a este pueblo] para hacer justicia; tú, la Roca, lo has fundado para infligir castigo.