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Referencias Cruzadas

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Jeremías 49:4

La Palabra (versión española)

¿De qué te glorías, ciudad rebelde? ¿Acaso de tus fértiles valles? ¿Confías acaso en tus tesoros? Tú decías: «¿Quién me va a atacar?».

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18 Referencias Cruzadas  

de aquellos que confían en sus bienes y de su inmensa riqueza se jactan?

«Mira, esta es la persona que no hizo de Dios su fortaleza, que confió en su inmensa riqueza, que se refugió en su maldad».

No confiéis en la violencia, no os ilusionéis con el robo; si aumenta vuestra riqueza, no le prestéis atención.

El alcázar del rico es su hacienda; la amenaza del pobre, su pobreza.

Aquí estoy contra ti, ciudad asentada en el valle, roca que domina la llanura —oráculo del Señor. Decís: «¿Quién vendrá contra nosotros? ¿Quién entrará en nuestros escondrijos?».

Volved, hijos apóstatas —oráculo del Señor—, que yo soy vuestro dueño. Voy a elegir uno de cada ciudad y dos de cada clan, y voy a traeros a Sion.

¿hasta cuándo andarás errante, muchacha rebelde? El Señor ha creado algo nuevo en el país: ¡La mujer cortejará al varón!

Por haber confiado en tus obras y tesoros, serás conquistada. Quemós saldrá hacia el destierro, con él sus sacerdotes y dignatarios.

Fracasaron tus acciones que infundían terror, la arrogancia que llenaba tu corazón: habitas en los huecos de la roca, pertrechado en lo más alto de las cumbres; pero aunque anides arriba como el águila, haré que desciendas de allí —oráculo del Señor.

Pero no escucharon ni prestaron atención; más bien siguieron su propio parecer, la maldad de su mente retorcida; me dieron la espalda en lugar de volver su rostro hacia mí.

El que alardee, alardee de esto: de tener entendimiento y conocerme, de saber que yo soy el Señor, que pongo en práctica la fidelidad, la justicia y el derecho en el país. Estas son las cosas que me agradan —oráculo del Señor.

Israel se ha vuelto obstinado como una vaca embravecida: ¿va el Señor a pastorearlos ahora como a corderos en la pradera?

Inculca a los ricos de este mundo que no sean arrogantes y que no pongan su esperanza en algo tan inseguro como el dinero, sino que la pongan en Dios, que nos concede disfrutar de todo en abundancia.

Cuanto se procuró de lujos y placeres, dadle de tormentos y desdichas. Ved cómo alardea en su interior: «Ocupo un trono de reina; no soy viuda y jamás conoceré el dolor».




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