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Referencias Cruzadas

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Jeremías 3:6

La Palabra (versión española)

Me dijo el Señor en tiempo del rey Josías: —¿Has visto lo que ha hecho la apóstata Israel? Ha recorrido todos los santuarios de los montes y se ha prostituido bajo todos los árboles frondosos.

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24 Referencias Cruzadas  

También ellos se construyeron santuarios en los montes, columnas y postes sagrados sobre todas las colinas prominentes y debajo de todos los árboles frondosos.

Josías tenía ocho años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén durante treinta y un años.

Con sus acciones se deshonraron, con sus hechos se pervirtieron.

Acercaos, engendros de bruja, hijos de prostituta.

A un monte alto, elevado, fuiste a instalar tu cama, y allí solías subir a ofrecer tus sacrificios.

Le llegó la palabra del Señor en tiempos de Josías, hijo de Amón, rey de Judá, el año décimo tercero de su reinado.

Han vuelto a los pecados de sus antepasados, que se negaron a escuchar mis palabras: van detrás de dioses extranjeros y les dan culto; tanto Israel como Judá han roto la alianza que hice con sus antepasados.

Lo que sus hijos recuerdan son sus altares y Aseras junto a todo árbol frondoso, sobre elevadas colinas,

aunque vio que, debido a todos sus adulterios, yo había despedido a la apóstata Israel y le había dado el acta de divorcio, no tuvo miedo; así que su infiel hermana Judá siguió adelante y se prostituyó ella también.

¿hasta cuándo andarás errante, muchacha rebelde? El Señor ha creado algo nuevo en el país: ¡La mujer cortejará al varón!

Pues tanto Israel como Judá me han traicionado sin pudor —oráculo del Señor.

Pero no escucharon ni prestaron atención; más bien siguieron su propio parecer, la maldad de su mente retorcida; me dieron la espalda en lugar de volver su rostro hacia mí.

para construir tu prostíbulo en los cruces de todos los caminos y para erigir tu plataforma en todas las plazas! Pero no fuiste como la prostituta profesional, pues despreciabas tu paga.

Por tanto, prostituta, escucha la palabra del Señor.

Los conduje a la tierra que juré solemnemente darles, pero, en cuanto vieron colinas elevadas y árboles frondosos, empezaron a ofrecer allí sus sacrificios, a presentar dones irritantes, a depositar ofrendas de aroma que aplaca y a hacer sus libaciones.

Vio todo esto su hermana Oholibá, pero se corrompió más que su hermana, a quien superó en pasión y en lascivia.

La mayor se llamaba Oholá y su hermana Oholibá. Llegaron a ser mías y tuvieron hijos e hijas. Oholá era Samaría y Oholibá Jerusalén.

Mi pueblo persiste en su infidelidad; gritan a lo alto, pero nadie los ayuda.

En la cima de las montañas ofrecen sacrificios, en las colinas queman incienso; bajo la encina, el álamo y el terebinto, —¡es tan agradable su sombra!— se prostituyen vuestras hijas y vuestras nueras cometen adulterio.

Sin embargo, tampoco hicieron caso de esos jueces. Dieron culto a otros dioses y se postraron ante ellos. Se desviaban enseguida del camino seguido por sus padres que habían sido dóciles a los mandamientos del Señor y no los imitaban.




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