El Señor se apareció a Abrán y le dijo: —Yo daré esta tierra a tu descendencia. Entonces Abrán erigió allí un altar al Señor, porque se le había aparecido.
sino: «Por vida del Señor, que hizo subir a los israelitas de un país del norte y de todos los países por donde los dispersó». Y los haré volver a su tierra, la que di a sus antepasados.
Más bien se dirá: «Por vida del Señor, que hizo subir a la estirpe de Israel del país del norte y de todos los países por donde los dispersó, para que habiten en su tierra».
—Vete y proclama estas palabras en dirección al norte. Dirás: Vuelve, Israel, apóstata —oráculo del Señor—, que no os frunciré el ceño, porque yo soy bondadoso —oráculo del Señor— y no guardo rencor por siempre.
pues ya llegan días —oráculo del Señor— en que cambiaré la suerte de mi pueblo Israel y de Judá, dice el Señor; los haré volver a la tierra que di en herencia a sus antepasados.
Voy a traeros de un país del norte, a reuniros de los rincones de la tierra: vendrán hasta ciegos y cojos, junto con preñadas y paridas; volverá una enorme muchedumbre.
Aquellos días y en aquel momento —oráculo del Señor— buscarán en vano la culpa de Israel, no encontrarán los pecados de Judá, pues perdonaré a los que deje con vida.
Por eso, así dice el Señor Dios: Os recogeré de entre los pueblos y os reuniré de entre los países por donde os dispersé; y os daré la tierra de Israel.
Haré fuerte al pueblo de Judá y daré la victoria a la descendencia de José. Los repatriaré, pues me compadezco de ellos, y será como si nunca los hubiera rechazado, pues soy el Señor, su Dios, que los escucha.