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Referencias Cruzadas

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Jeremías 26:8

La Palabra (versión española)

Cuando Jeremías terminó de transmitir todo lo que el Señor le había ordenado decir al pueblo, los sacerdotes y profetas lo detuvieron y le dijeron: —Eres reo de muerte.

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22 Referencias Cruzadas  

pero ellos se reían de los mensajeros divinos, despreciaban sus palabras y se burlaban de sus profetas, hasta que estalló la cólera del Señor y no hubo remedio.

Te atacarán, pero no te vencerán, pues estoy contigo para ayudarte —oráculo del Señor.

Algunos dijeron: «Tramemos un plan contra Jeremías, pues no faltará la instrucción del sacerdote, el consejo del sabio y la palabra del profeta. Así que vamos a calumniarlo y a hacer caso omiso de lo que dice».

Puesto que tú sabes, Señor, que han tramado mi muerte, no disimules su culpa ni borres su pecado. Haz que se tambaleen delante de ti; actúa contra ellos cuando estalle tu ira.

En vano castigué a vuestros hijos, pues no han aprendido la lección. Vuestra espada devoró a los profetas, lo mismo que un león depredador.

Lo había encarcelado Sedecías, rey de Judá, con esta acusación: —Tú has profetizado que el Señor va a entregar esta ciudad en manos del rey de Babilonia para que la conquiste,

Cuando Jeremías acabó de transmitir a toda aquella gente las palabras del Señor, su Dios —todas las palabras que le había encomendado el Señor, su Dios—,

Amasías, sacerdote de Betel, envió a decir a Jeroboán, rey de Israel: «Amós anda conspirando contra ti en medio de Israel y el país no puede tolerar más sus palabras, pues anda diciendo que

Hasta hubo algunos que, echando mano de los criados, los golpearon y los asesinaron.

Pero los jefes de los sacerdotes y los ancianos convencieron a la gente para que pidiera la libertad de Barrabás y la muerte de Jesús.

Los miembros del Consejo perdieron los estribos al oír esto y querían matarlos.

¿Hubo algún profeta al que no persiguieran vuestros antepasados? Ellos mataron a los que predijeron la venida del único justo a quien ahora vosotros habéis entregado y asesinado.

Estás manchada con la sangre de profetas y de consagrados a Dios, con la sangre de todos los que han sido asesinados en la tierra.




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