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Referencias Cruzadas

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Jeremías 22:18

La Palabra (versión española)

Por eso, así dice el Señor a Joaquín, hijo de Josías, rey de Judá: Nadie hará duelo por él: «¡Ay hermano! ¡Ay hermana!». Nadie hará duelo por él: «¡Ay Señor! ¡Ay Majestad!».

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17 Referencias Cruzadas  

¡Qué pena me has dejado, hermano mío, Jonatán! ¡Me eras tan querido! Tu amor me era más dulce que el amor de las mujeres.

Lo enterró en su propia sepultura y le cantaron la elegía «¡Ay, hermano mío!».

Joaquín tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén durante once años. Su madre se llamaba Zebidá y era hija de Pedaías, natural de Rumá.

Sacó del Templo la columna sagrada, la llevó fuera de Jerusalén, al torrente Cedrón, y la quemó allí hasta reducirla a cenizas, que luego tiró a la fosa común.

Cuando Joaquín murió, su hijo Jeconías le sucedió como rey.

Hijos de Josías: el primogénito Jonatán, segundo Joaquín, tercero Sedecías y cuarto Salún.

Jeremías le dedicó una elegía, y hasta el día de hoy todos los cantores y cantoras siguen recordando a Josías en sus elegías, que se convirtieron en una tradición para Israel y ahora están escritas en las Lamentaciones.

Joaquín tenía veinticinco años cuando comenzó a reinar, y reinó en Jerusalén durante once años. Joaquín ofendió al Señor, su Dios.

Morirán de muerte terrible; no serán llorados ni enterrados; servirán de estiércol para el campo. Serán aniquilados por la espada y el hambre, y sus cadáveres servirán de alimento a las aves del cielo y a las bestias de la tierra.

La gente mayor y los pequeños que mueran en esta tierra no serán enterrados ni llorados; nadie se hará incisiones ni se rapará la cabeza por ellos;

Familia real de Judá, escucha la palabra del Señor.

No lloréis ni os lamentéis por un muerto, llorad, llorad por el que se va, porque ya no volverá ni verá la tierra que lo vio nacer.

Morirá en el lugar adonde fue desterrado, y no volverá a ver esta tierra.

Morirás tranquilamente, y del mismo modo que quemaron perfumes en los funerales de tus antepasados, los reyes que te precedieron, también a ti te quemarán perfumes y plañirán por ti diciendo: ¡Ay, Señor! Esta es mi palabra —oráculo del Señor.

Pues bien, el Señor asegura a Joaquín, rey de Judá, que no tendrá a nadie que le suceda en el trono de David y que su cadáver quedará expuesto al calor del día y al frío de la noche.




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