Desde los días de nuestros antepasados hasta hoy, hemos incurrido en gran culpa. Por nuestras iniquidades, tanto nosotros como nuestros reyes y nuestros sacerdotes, hemos sido entregados a los reyes de otros países, a la espada, al cautiverio, al saqueo y al oprobio, hasta este momento.
Los que fabrican ídolos no valen nada, sus dioses predilectos en nada aprovechan. Sus fieles testigos nada pueden ver, nada sienten y quedan defraudados.
debido a todas las maldades que cometieron israelitas y judíos para irritarme; y no solo el pueblo llano, sino también sus reyes, dignatarios, sacerdotes y profetas, la gente de Judá y los habitantes de Jerusalén.
Aquel día —oráculo del Señor— se hundirá el ánimo del rey y también el de los príncipes; los sacerdotes quedarán espantados, los profetas sin palabras.
Sus sacerdotes han violado mi ley y han profanado mis cosas santas: no han separado lo santo de lo profano, no han enseñado a distinguir lo impuro de lo puro; han cerrado los ojos para no ver mis sábados, y yo he sido deshonrado entre ellos.
Yo le he dado licencia —oráculo del Señor del universo— para que entre en la casa del ladrón y del que jura en falso utilizando mi nombre, y para que se instale allí hasta que todas sus vigas y sus piedras se conviertan en ruinas.