Jeremías 2:25

La Palabra (versión española)

No dejes tus pies descalzos, no permitas que se seque tu garganta. Pero dices: «Eso sí que no. Estoy enamorada de extranjeros y pienso caminar tras ellos».

Referencias Cruzadas

2 Crónicas 28:22

Incluso en los momentos del asedio el rey Ajaz aumentó su infidelidad al Señor,

2 Crónicas 28:23

pues ofreció sacrificios a los dioses de Damasco que lo habían derrotado, pensando: «Puesto que los dioses de Aram ayudan a sus reyes, les ofreceré sacrificios y también me ayudarán a mí». Sin embargo, fueron su perdición y la de todo Israel.

Isaías 2:6

Has abandonado a tu pueblo, a la casa de Jacob, que estaba repleta de adivinos, de magos, como entre filisteos, y hacía tratos con extraños.

Isaías 57:10

De tanto andar te cansabas, pero no decías: «Es inútil»; reponías fuerzas y continuabas sin cansarte.

Jeremías 13:21

¿Qué vas a decir, Jerusalén, cuando ellos te castiguen, tú que les habías enseñado a tratarte como amigos? Seguro que te aprietan los dolores, igual que a mujer en parto.

Jeremías 13:22

Dirás para tus adentros: «¿Por qué me ocurre a mí esto?». Debido a tus muchos pecados te alzan las faldas y te violan.

Jeremías 14:10

Así piensa el Señor de este pueblo: Cierto, les gusta moverse y no ponen freno a sus pies. Pero el Señor no se complace en ellos: ahora se acuerda de sus culpas y va a castigar sus pecados.

Jeremías 18:12

Seguro que te dicen: «Nada de eso, seguiremos nuestros planes, actuaremos según nuestro perverso y obstinado corazón».

Jeremías 2:31

Los de esta generación, prestad atención a la palabra del Señor. ¿Soy un desierto para Israel, quizá una tierra tenebrosa? ¿Por qué dice mi pueblo: «Nos vamos, no pensamos volver ya a ti»?

Jeremías 22:20

Sube al Líbano y grita, alza tu voz en Basán; grita desde Abarín, pues están destrozados tus amantes.

Jeremías 22:21

Te hablé cuando vivías tranquila, y dijiste: «No pienso escuchar». Esta es tu conducta desde joven: no escuchar lo que te digo.

Jeremías 3:13

Reconoce, sin embargo, tu culpa, tu rebeldía contra el Señor, tu Dios: prodigaste tus amores a extranjeros debajo de todo árbol frondoso, sin escuchar siquiera mi voz —oráculo del Señor.

Jeremías 44:17

sino que vamos a hacer todo lo que hemos decidido: quemar ofrendas de incienso a la Reina del Cielo y hacerle libaciones, como hemos venido haciendo nosotros, nuestros antepasados, nuestros reyes y nuestros dignatarios en las ciudades de Judá y en las calles de Jerusalén. Entonces nos saciábamos de comida, nos iba bien y no experimentábamos desgracias.

Lamentaciones 1:2

Pasa las noches llorando, riega el llanto sus mejillas; no hay nadie que la consuele entre todos sus amantes; sus amigos la han dejado y se le han vuelto enemigos.

Lamentaciones 4:4

De sed se pega la lengua al paladar del bebé. Los pequeños piden pan sin que nadie se lo dé.

Ezequiel 20:32

Jamás sucederá lo que os imagináis, cuando decís: «Seremos como las naciones, como las tribus de otros países, que dan culto al leño y a la piedra».

Oseas 2:3

Llamad a vuestros hermanos: «Ammí» —pueblo mío—, y a vuestras hermanas: «Rujama» —amada mía.

Oseas 2:5

Si no lo hace así, la despojaré y la dejaré desnuda, como en el día de su nacimiento; la dejaré como un desierto, la convertiré en tierra reseca y la haré morir de sed.

Malaquías 3:14

Pues habéis dicho que no merece la pena servir a Dios, que de nada os ha aprovechado cumplir sus mandatos y andar afligidos en presencia del Señor del universo

Lucas 15:22

Pero el padre ordenó a sus criados: «¡Rápido! Traed las mejores ropas y vestidlo, ponedle un anillo en el dedo y calzado en los pies.

Lucas 16:24

Entonces exclamó: «¡Padre Abrahán, ten compasión de mí! ¡Envíame a Lázaro, que moje en agua la punta de su dedo y me refresque la lengua, porque sufro lo indecible en medio de estas llamas!».

Romanos 8:24

Porque ya estamos salvados, aunque solo en esperanza. Es lógico que esperar lo que uno tiene ante los ojos no es verdadera esperanza, pues ¿cómo seguir esperando lo que ya se tiene ante los ojos?

Deuteronomio 28:48

Por eso sufrirás hambre y sed, desnudez y suma pobreza, y serás esclavo de los enemigos que el Señor enviará contra ti. Ellos te pondrán un yugo de hierro sobre el cuello hasta que te aniquile.

Deuteronomio 32:16

Provocaron sus celos con dioses extraños, lo enojaron con abominaciones.