—¿No puedo yo trataros igual que este alfarero, pueblo de Israel? Pues lo mismo que el barro en manos del alfarero, también vosotros estáis en mi mano, pueblo de Israel.
¡Ay de quien pleitea con su artífice no siendo más que un cacharro! ¿Dice el barro al alfarero: «¿qué haces?», o lo acusa su obra diciendo: «¿dónde está tu habilidad?»?
La orden de dejar el tocón y las raíces del árbol significa que el reino te será devuelto en cuanto reconozcas que el único que tiene poder es el Dios del cielo.