La tierra está extenuada, pues no hay lluvia en el país; los labradores están decepcionados, van con la cabeza cubierta.
También de allí saldrás con las manos cubriendo tu cabeza, pues ha rechazado el Señor a aquellos en quienes confiabas, y no tendrá éxito su ayuda.
Fallaron los chaparrones y las lluvias no llegaron, mas tú, ramera descarada, te resistías a humillarte.
Consternaos, labradores, gemid, viñadores, pues se ha echado a perder la cosecha del trigo y la cebada.
Las semillas se han podrido debajo de los terrones; están los graneros en ruinas y los silos derruidos, porque el trigo se ha perdido.
Y si ni siquiera con esto me obedecéis, os castigaré todavía siete veces más por vuestras transgresiones.
Ibais de ciudad en ciudad buscando agua sin que lograseis apagar la sed; pero seguís sin convertiros a mí, —oráculo del Señor.
Todas las naciones preguntarán: «¿Por qué el Señor ha tratado así a esta tierra? ¿Por qué se encendió tanto el ardor de su ira?».