Entonces el Señor mandó contra Joaquín bandas de caldeos, sirios, moabitas y amonitas. Las envió contra Judá para destruirla, de acuerdo con la palabra que el Señor había anunciado por medio de sus servidores, los profetas.
Les enviaré cuatro destructores —oráculo del Señor—: la espada para matar, los perros para despedazar, las aves del cielo y las bestias de la tierra para devorar y destrozar.
los entregaré en manos de sus enemigos y de los que quieren quitarles la vida. Sus cadáveres servirán de alimento a las aves del cielo y a las bestias de la tierra.
Aunque Sion tiende sus manos, no hay nadie que la consuele. Mandó el Señor que a Jacob lo cercasen enemigos; Jerusalén ha quedado mancillada en medio de ellos.
Pero un día, los diez cuernos que has visto, y la bestia misma, traicionarán a la prostituta; la dejarán solitaria y desnuda; comerán sus carnes y la convertirán en pasto de las llamas.