Igual que espantajos de melonar, son incapaces de hablar; tienen que ser transportados, son incapaces de andar. No los temáis, pues no pueden hacer mal, aunque tampoco aportan beneficios.
Este es el fruto de haber preferido la mentira a la verdad de Dios, de haber adorado y dado culto a la criatura en vez de al Creador, que es digno de ser alabado por siempre. Amén.
Cuando se levantaron a la mañana siguiente, encontraron de nuevo a Dagón caído en el suelo ante el Arca del Señor. Tenía la cabeza y las dos manos arrancadas y tiradas sobre el umbral; de Dagón solo quedaba el tronco.