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Referencias Cruzadas

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Jeremías 1:10

La Palabra (versión española)

Mira, hoy mismo te doy poder sobre naciones y reinos, para arrancar y arrasar, para destruir y demoler, para construir y plantar.

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29 Referencias Cruzadas  

Elías, natural de Tisbé de Galaad, dijo a Ajab: —Te juro por el Señor, Dios de Israel, a quien sirvo, que en estos años no habrá lluvia ni rocío, hasta que yo lo ordene.

A quien escape de la espada de Jazael, lo matará Jehú; y a quien escape de la espada de Jehú, lo matará Eliseo.

Hay un tiempo para matar y un tiempo para curar; un tiempo para destruir y un tiempo para construir.

—Antes de formarte yo en el vientre, ya te conocía; antes de que salieras de las entrañas maternas, te consagré profeta y te destiné a las naciones.

Los miraré con benevolencia y los haré volver a esta tierra; los construiré y no los destruiré; los plantaré y no los arrancaré.

Haré que se cumplan contra aquel país todas las palabras que pronuncié contra ellos, todo lo escrito en este libro, el de las profecías de Jeremías contra todas las naciones.

Y del mismo modo que los vigilé para arrancar y destruir, para arrasar, aniquilar y maltratar, también los vigilaré para reconstruir y plantar —oráculo del Señor—.

Todo el valle de los cadáveres y de las cenizas, y los campos que llegan hasta el torrente Cedrón y hasta la esquina de la Puerta de los Caballos, a oriente, estarán consagrados al Señor. Ya no volverán a ser destruidos ni arrasados.

—Toma un rollo y escribe en él todo lo que te he dicho relativo a Israel, a Judá y a todas las naciones, desde que empecé a hablarte en tiempos de Josías hasta hoy.

Los estoy vigilando con intención de enviarles no beneficios, sino calamidades; haceros daño, no bien. Todos los judíos que viven en Egipto morirán víctimas de la espada y del hambre, hasta que yo acabe con ellos.

Pues esto es lo que dice el Señor: Mira, lo que he construido, lo destruyo; y lo que he plantado, lo arranco; y así con toda la tierra.

Pero tú, hijo de hombre, profetiza y bate palmas: que golpee la espada hasta tres veces, pues es una espada para matar. La enorme espada de la matanza, ya los tiene acorralados;

Me dijo el Señor: —Hijo de hombre, si quieres juzgar a Oholá y a Oholibá, repróchales sus abominaciones.

—Hijo de hombre, entona un canto fúnebre por el ejército egipcio y hazlo bajar, junto con la gente de las capitales de naciones ilustres, al mundo subterráneo, donde están los que han bajado a la fosa.

Y las naciones que han sobrevivido en torno a vosotros reconocerán que yo, el Señor, he reconstruido lo demolido y he replantado lo devastado. Yo, el Señor, lo digo y lo hago.

La visión se parecía a la que tuve cuando el Señor vino a destruir la ciudad y a la que había presenciado a orillas del río Quebar. Entonces caí rostro en tierra,

Por eso los he golpeado por medio de los profetas, con mis palabras los he quebrantado y mi juicio resplandece como luz.

Ciertamente nada hace el Señor Dios, sin revelárselo a sus siervos, los profetas.

Reconstruiré aquel día la choza caída de David, repararé sus brechas, levantaré sus ruinas y la reconstruiré como antaño,

Sin embargo, las palabras y preceptos que encomendé transmitir por medio de mis siervos, los profetas, encontraron acogida en vuestros antepasados que se convirtieron reconociendo que el Señor del universo los había tratado de acuerdo con su proceder y sus acciones.




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