que se acerquen y nos digan lo que va a suceder. Decidnos cómo fue el pasado y prestaremos atención; anunciadnos el futuro y lo reconoceremos cuando llegue;
Hablad, traed pruebas, deliberad todos juntos. ¿Quién anunció esto desde antaño, quién predijo esto desde siempre? ¿No fui yo, el Señor? No hay dios fuera de mí; soy un Dios justo y salvador y no hay otro aparte de mí.
Que se reúnan todos los pueblos, que se junten todas las naciones. ¿Quién de ellos puede decir esto, hablarnos de cosas pasadas? Que traigan sus testigos y se justifiquen, que sean oídos y se diga: «Es cierto».
Puesto que ha llegado a mis oídos tu furia y tu arrogancia contra mí, pondré mi garfio en tu nariz y mi argolla en tu hocico, y te haré volver por el camino por donde habías venido.