De allí se dirigió a la zona montañosa, al este de Betel, y allí montó su tienda, teniendo Betel al oeste y Ay al este. En aquel lugar erigió un altar al Señor e invocó allí su nombre.
Vosotros invocaréis a vuestro dios y yo invocaré al Señor; el que responda enviando fuego será el verdadero Dios. Toda la gente asintió: —Es una buena propuesta.
Escuchad esto, casa de Jacob, los que lleváis el nombre de Israel, los que salís de las entrañas de Judá, los que juráis en nombre del Señor e invocáis al Dios de Israel, pero sin verdad ni sinceridad,
Somos gente a quien hace tiempo ya no guías, sobre quienes ya no se invoca tu nombre. ¡Ah, si rasgases el cielo y bajases! Los montes se fundirían ante ti,
Cuando lo encontró, lo llevó consigo a Antioquía. Y a lo largo de todo un año trabajaron los dos juntos en aquella iglesia, instruyendo en la fe a un buen número de personas. Fue precisamente en Antioquía donde por primera vez se llamó «cristianos» a los discípulos [de Jesús].
a la Iglesia de Dios reunida en Corinto. A vosotros que, consagrados por Cristo Jesús, habéis sido elegidos por Dios para ser su pueblo, junto con todos los que en cualquier lugar invocan el nombre de Jesucristo, Señor suyo y nuestro.