Así que ahora, hijo mío, haz lo que te mando.
y el Señor le respondió: —Dos naciones hay en tu vientre; dos pueblos separados desde tus entrañas; uno será más fuerte que el otro, el mayor servirá al menor.
Su madre le dijo: —Caiga sobre mí esa maldición, hijo mío. Tú haz lo que te digo y tráeme esos cabritos.
Créeme, hijo mío, debes huir enseguida a Jarán, a casa de mi hermano Labán.
que cace un animal y se lo traiga para hacerle un guiso como a él le gusta, y después le dará su bendición delante del Señor antes de morir.
Vete al rebaño y tráeme dos de los mejores cabritos. Yo prepararé a tu padre un guiso como a él le gusta
Pero Pedro y Juan les respondieron: —¿Os parece justo delante de Dios que os obedezcamos a vosotros antes que a él?
Pedro y los otros apóstoles respondieron: —Debemos obedecer a Dios antes que a los hombres.
Vosotros, los hijos, obedeced a vuestros padres como procede que lo hagan los creyentes.