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Referencias Cruzadas

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Génesis 24:7

La Palabra (versión española)

El Señor, Dios del cielo, que me sacó de la casa de mi padre y de mi país de origen, que habló conmigo y juró dar esta tierra a mi descendencia, enviará su mensajero delante de ti para que tomes allí esposa para mi hijo.

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39 Referencias Cruzadas  

Toda la tierra que contemplas te la daré a ti y a tu descendencia para siempre.

En aquel día hizo el Señor una alianza con Abrán en estos términos: —A tus descendientes les daré esta tierra, desde el río de Egipto hasta el gran río, el Éufrates:

El ángel del Señor la encontró en el desierto, junto a un manantial de agua —la fuente que hay en el camino de Sur—

A ti y a los descendientes que te sucedan os daré en posesión perpetua la tierra que ahora recorres como inmigrante, toda la tierra de Canaán. Y yo seré su Dios.

Dios escuchó al niño llorar, y desde el cielo el mensajero de Dios llamó a Agar y le dijo: —¿Qué te pasa, Agar? No temas, pues Dios ha escuchado los sollozos del niño que está ahí.

el mensajero del Señor le gritó desde el cielo: —¡Abrahán! ¡Abrahán! Él respondió: —Aquí estoy.

y júrame por el Señor, el Dios del cielo y de la tierra, que no dejarás que mi hijo se case con una mujer de este país de Canaán, donde yo habito,

Entonces él me contestó: «Yo no me he apartado del camino del Señor. Por tanto él enviará a su ángel para que te guíe y dé éxito a tu viaje encontrando una esposa para mi hijo en casa de mi padre; una que sea de mi clan.

Y aquella misma noche el Señor se le apareció y le dijo: Yo soy el Dios de tu padre Abrahán. No temas, porque yo estoy contigo. Te bendeciré y multiplicaré tu descendencia, por amor a mi siervo Abrahán.

«Esto es lo que decreta Ciro, rey de Persia: El Señor, Dios de los cielos, me ha dado todos los reinos de la tierra y me ha comisionado para que le construya un Templo en Jerusalén, capital de Judá.

Bendecid al Señor, ángeles suyos, valerosos guerreros que cumplís sus órdenes y prestáis atención a su palabra.

¡Alabad al Dios del cielo porque es eterno su amor!

Yo te instruiré y te enseñaré el camino que debes seguir, te aconsejaré y pondré mis ojos en ti.

El ángel del Señor acampa en torno a sus fieles y los defiende.

con tus consejos me conduces y después me colmas de gloria.

En este mismo mes, cuando el Señor te haya introducido en la tierra de los cananeos, hititas, amorreos, jeveos y jebuseos, una tierra que mana leche y miel y que te daré porque así lo prometió a tus antepasados, entonces celebraréis el siguiente rito:

Acuérdate de tus siervos Abrahán, Isaac e Israel, a quienes hiciste solemne promesa diciendo: «Multiplicaré vuestra descendencia como las estrellas del cielo y daré a vuestros descendientes como herencia perpetua la tierra de la que os he hablado».

Un ángel, que yo enviaré delante de ti, expulsará a los cananeos, amorreos, hititas, fereceos, heveos y jebuseos,

en todos sus peligros. No usó mensajeros ni enviados, él en persona los salvó; llevado de su amor y compasión, él mismo los rescató; los liberó y cargó con ellos todos los días de antaño.

En tiempo de estos reyes, el Dios del cielo hará que surja un reino que nunca será destruido. No cederá su poder a otros pueblos, antes bien hará trizas y aniquilará a los otros reinos; y él subsistirá para siempre.

Jonás les respondió así: —Yo soy hebreo y adoro al Señor, Dios del cielo, que hizo el mar y la tierra firme.

¿Concebí yo a todo este pueblo? ¿Acaso engendré yo a este pueblo o lo di a luz para que me digas: «Llévalo en tu regazo —como hace la nodriza con el niño de pecho— a la tierra que prometiste con juramento a sus antepasados»?

«El Señor no ha podido introducir a este pueblo en la tierra que había jurado darles; por eso los ha aniquilado en el desierto».

ninguno entrará en la tierra en la que juré solemnemente estableceros; con la única excepción de Caleb, hijo de Jefuné, y de Josué, hijo de Nun.

Los mayores de veinte años que salieron de Egipto no verán la tierra que prometí con juramento a Abrahán, Isaac y Jacob, porque no permanecieron leales a mí;

Sin embargo, no le entregó ni siquiera un palmo de tierra en herencia, pero sí prometió entregársela en propiedad a él y a sus descendientes, aun cuando Abrahán todavía no tenía hijos.

¡Mirad! Yo os he entregado el país; ahora entrad y tomad posesión de la tierra que el Señor os prometió según juró a vuestros antepasados, Abrahán, Isaac y Jacob, y a sus descendientes.

y le dijo: —Esta es la tierra que prometí con juramento a Abrahán, Isaac y Jacob diciendo: «Se la daré a tus descendientes». He querido que la veas con tus propios ojos, pero tú no entrarás en ella.

¿No son todos ellos espíritus enviados con la función de servir a los que han de heredar la salvación?

Por la fe vivió como extraño en la tierra que Dios le prometió, habitando en cabañas. Y otro tanto hicieron Isaac y Jacob, herederos de la misma promesa juntamente con él,

Pórtate, pues, con fortaleza y valentía porque vas a ser tú quien darás a este pueblo la posesión de la tierra que juré dar a sus antepasados.

Yo tomé a vuestro padre Abrahán del otro lado del Río, le hice recorrer toda la tierra de Canaán y multipliqué su descendencia dándole a Isaac.

En ese momento se desencadenó un formidable terremoto: la décima parte de la ciudad se derrumbó, y siete mil personas perecieron víctimas del terremoto. Los supervivientes, sobrecogidos de espanto, alabaron al Dios del cielo.

El ángel del Señor subió de Guilgal a Betel y dijo: —Yo os saqué de Egipto, os traje a la tierra que había prometido con juramento a vuestros antepasados y os dije: «No romperé jamás mi alianza con vosotros;




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