Y a Sara le dijo: —He dado a tu hermano mil siclos de plata, que servirán para defender tu buena fama ante todos los tuyos y restablecer tu reputación.
y le preguntó al criado: —¿Quién es ese hombre que viene por el campo a nuestro encuentro? El criado respondió: —Es mi amo. Entonces Rebeca se cubrió [el rostro] con un velo.
El capitán llegó hasta él y le dijo: —¿Qué haces tú dormido? ¡Levántate y suplica ayuda a tu dios! Tal vez, él se interese por nosotros y no perezcamos.