En Edén nacía un río que regaba el jardín y desde allí se dividía en cuatro brazos:
Lot echó una mirada a su alrededor y vio que todo el valle del Jordán, hasta llegar a Soar, era tierra de regadío como el jardín del Señor y las tierras de Egipto. (Eso era antes de que el Señor destruyera Sodoma y Gomorra).
La corriente de un río alegra la ciudad de Dios, la más santa morada del Altísimo.
El ángel me enseñó también un río de agua viva, transparente como el cristal, que manaba del trono de Dios y del Cordero.