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Referencias Cruzadas

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Génesis 18:1

La Palabra (versión española)

Apretaba el calor y estaba Abrahán sentado a la entrada de su tienda, cuando se le apareció el Señor en el encinar de Mambré.

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17 Referencias Cruzadas  

El Señor se apareció a Abrán y le dijo: —Yo daré esta tierra a tu descendencia. Entonces Abrán erigió allí un altar al Señor, porque se le había aparecido.

Entonces Abrán levantó la tienda y fue a establecerse en el encinar de Mambré cerca de Hebrón; allí erigió un altar al Señor.

Uno de los que habían escapado fue a dar aviso a Abrán, el hebreo, que estaba acampado junto al encinar de Mambré, el amorreo, que era hermano de Escol y de Aner, aliados de Abrán.

Después de estos sucesos, el Señor habló a Abrán en una visión y le dijo: —No temas, Abrán, yo soy tu escudo, y muy grande va a ser tu recompensa.

Cuando Dios acabó de hablar con Abrahán, ascendió alejándose de su lado.

Los visitantes se fueron de allí y se encaminaron hacia Sodoma, pero Abrahán se quedó de pie delante del Señor.

Desde allí Abrahán se dirigió hacia la región del Négueb, estableciéndose entre Cadés y Sur. Mientras vivió en Guerar,

El Señor se le apareció y le dijo: —No bajes a Egipto. Quédate en la tierra que yo te indique.

Jacob volvió a casa de su padre Isaac, a Mambré, cerca de Quiriat Arbá, es decir, Hebrón, donde habían vivido Abrahán e Isaac.

Y dijo Jacob a José: —El Dios todopoderoso se me apareció en la ciudad de Luz, en la tierra de Canaán, y me bendijo

Aquella misma noche Dios se apareció a Salomón y le dijo: —Pídeme lo que quieras.

Moisés replicó: —No me creerán, ni me escucharán; dirán que no se me ha aparecido el Señor.

Esteban respondió: —Hermanos israelitas y dirigentes de nuestra nación, escuchadme: Dios se apareció en el esplendor de su gloria a Abrahán, nuestro padre, cuando aún se hallaba en Mesopotamia, antes de establecerse en Jarán,

Por la fe vivió como extraño en la tierra que Dios le prometió, habitando en cabañas. Y otro tanto hicieron Isaac y Jacob, herederos de la misma promesa juntamente con él,

No echéis en olvido la hospitalidad pues, gracias a ella, personas hubo que, sin saberlo, alojaron ángeles en su casa.

Estando ya cerca de Jericó, Josué alzó los ojos y vio enfrente a un hombre de pie con una espada desenvainada en la mano. Josué se acercó a él y le preguntó: —¿Eres amigo o enemigo?




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