se acercaron a Zorobabel, a Josué y a los cabezas de familia y les dijeron: —Dejadnos que colaboremos con vosotros en la construcción, porque también nosotros hemos recurrido a vuestro Dios y le hemos ofrecido sacrificios desde los días en que Asaradón, rey de Asiria, nos estableció aquí.
Buscad las palabras oportunas y volved al Señor diciendo: «Perdona toda nuestra culpa y acepta esto que es bueno y que nosotros te ofrecemos: las palabras de nuestros labios.
Todos los que te vean se apartarán de ti diciendo: «¡Nínive ha sido devastada! ¿Quién la compadecerá? ¿Dónde se podrá encontrar gente que te consuele?».