los hizo para regir el día y la noche, para separar la luz de las tinieblas. Y vio Dios que esto era bueno.
Vino la noche, llegó la mañana: ese fue el cuarto día.
Sale por un extremo del cielo y en su órbita llega hasta el otro: nada escapa a su calor.
Así dice el Señor, que ha puesto el sol para alumbrar de día, la luna y las estrellas para alumbrar la noche; el que agita el mar y hace que bramen sus olas: su nombre es Señor del universo.