¡Quién sabe si Onésimo te abandonó por breve tiempo precisamente para que puedas ahora recobrarlo de manera permanente!
Es verdad que vosotros os portasteis mal conmigo, pero Dios lo cambió en bien para hacer lo que hoy estamos viendo: salvar la vida de mucha gente.
Hasta el furor de los humanos te engrandece, los que escapan a tu cólera te sirven de corona.
Dirán aquel día los habitantes de esta costa: «A esto han ido a parar aquellos a quienes pedimos ayuda para que nos salvaran del rey de Asiria. ¿Cómo nos pondremos a salvo?».
Llevaron así a cabo todo lo que tu poder y tu voluntad habían decidido de antemano que sucediese.