Recogieron ceniza de horno, la esparció Moisés por el aire en presencia del faraón y tanto personas como animales se cubrieron de llagas purulentas.
Los magos no pudieron enfrentarse a Moisés porque les habían salido llagas al igual que a todos los egipcios.
El Señor dijo a Moisés y Aarón: —Tomad ceniza de horno, y que Moisés la esparza por el aire en presencia del faraón.
La ceniza se extenderá por todo el país como una polvareda y en todo Egipto producirá úlceras purulentas en personas y animales.
El Señor te hará sufrir con úlceras como las de Egipto, con tumores, sarna y tiña incurables.