Pero esta vez haré una excepción con la tierra de Gosen, donde habita mi pueblo, de modo que allí no habrá tábanos; así tendrás que reconocer que yo, el Señor, estoy en este país.
Por la mañana, el faraón, muy intrigado, mandó llamar a todos los adivinos y sabios de Egipto y les contó sus sueños, pero ninguno se los sabía interpretar.