pero si no te creen ni te hacen caso con ninguno de estos dos prodigios, toma agua del río, derrámala por el suelo y el agua se convertirá en sangre.
Entonces el faraón ordenó a todo su pueblo: —Arrojad al río a todos los niños hebreos que nazcan; a las niñas dejadlas vivir.
—Si no te creen ni te hacen caso con el primer prodigio, te creerán con el segundo;
Por tanto, esto dice el Señor: Ahora vas a saber que yo soy el Señor. Por eso, cuando yo, Moisés, golpee las aguas del Nilo con la vara que llevo en mi mano, se convertirán en sangre;
Porque del mismo modo que juzguéis a los demás, os juzgará Dios a vosotros, y os medirá con la misma medida con que vosotros midáis a los demás.