Él hablará al pueblo en tu nombre; será tu portavoz, y tú harás para él las veces de Dios.
Y yo dije: «Vosotros sois dioses, hijos del Altísimo sois todos,
Escucha mi consejo, y que Dios te asista. Tú eres el representante del pueblo ante Dios y a ti te corresponde presentarle sus asuntos.
Por tanto, vete. Yo estaré en tu boca cuando hables y te indicaré lo que tienes que decir.
Aarón les relató todo cuanto el Señor había dicho a Moisés, y este realizó los prodigios ante el pueblo.
Jeremías tomó otro rollo y se lo dio al secretario Baruc, hijo de Nerías, que escribió, a su dictado, todo el texto del libro que había quemado Joaquín, rey de Judá. E incluso añadió otras muchas palabras del mismo tenor.