En esto, la hija del faraón bajó a bañarse al río, y mientras sus doncellas la seguían por la orilla, vio la canastilla entre los juncos y ordenó a su sierva que se la trajera.
Por la opresión de los humildes, por los gritos de los desvalidos estoy decidido a actuar —dice el Señor— y daré la salvación a quien suspira por ella.
Así pues, mañana temprano, cuando se dirija al río, hazte el encontradizo con él, a la orilla del Nilo; no olvides llevar contigo la vara que se convirtió en serpiente
El Señor cumplió lo que había anunciado, y un enjambre de tábanos se precipitó sobre el palacio del faraón y las casas de sus cortesanos. Los tábanos dejaron todo el país completamente asolado.