Y los bendijo Dios diciéndoles: «Sed fecundos y multiplicaos; llenad la tierra y sometedla; dominad sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre todos los reptiles que se arrastran por el suelo».
Multiplicaré tu descendencia como el polvo de la tierra; solo la podrá contar quien sea capaz de contar todos los granos de polvo que hay en la tierra.
te colmaré de bendiciones y multiplicaré tu descendencia como las estrellas del cielo y como la arena de la playa. Tus descendientes conquistarán las ciudades de sus enemigos
Entonces Isaac se fue de allí y volvió a cavar otro pozo, pero esta vez ya no hubo disputas por él. A este pozo lo llamó Rejobot —es decir, «Espacios abiertos»—, pues se dijo: «El Señor nos ha dado espacios abiertos para que prosperemos en esta región».
Haré que tu descendencia sea tan numerosa como las estrellas del cielo y te daré todas estas tierras, y todas las naciones de la tierra serán bendecidas por medio de tu descendencia,
Tu descendencia será tan numerosa como el polvo de la tierra: te extenderás a oriente y a occidente, al norte y al sur. Por ti y tu descendencia todos los pueblos de la tierra serán benditos.
Luego añadió: —Yo soy el Todopoderoso; sé fecundo y multiplícate. Un pueblo, una muchedumbre de naciones nacerá de ti y habrá reyes entre tus vástagos.
el ángel que me ha librado de todo mal, bendiga a estos muchachos; que en ellos se perpetúe mi nombre y el de mis padres, Abrahán e Isaac; que crezcan y se multipliquen en medio de la tierra.
con estas palabras: Yo te haré fecundo, te multiplicaré y haré que llegues a ser un grupo de tribus; y esta tierra se la daré en posesión perpetua a tu descendencia.
y desarróllate como los brotes del campo. Efectivamente, te desarrollaste, creciste y te llegó el tiempo de la menstruación. Tus pechos se afianzaron y te brotó el vello púbico, pero seguías desnuda del todo.
El Dios del pueblo de Israel escogió a nuestros antepasados, engrandeció a este pueblo durante su estancia en Egipto y lo sacó de allí con su gran poder.
Cuando tus antepasados bajaron a Egipto eran apenas setenta personas, pero ahora el Señor tu Dios te ha convertido en un pueblo tan numeroso como las estrellas del cielo.
entonces tú dirás ante el Señor tu Dios: «Un arameo errante era mi padre. Bajó a Egipto y allí vivió como emigrante con un puñado de personas convirtiéndose en una nación grande, fuerte y numerosa.