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Referencias Cruzadas

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Ester 3:2

La Palabra (versión española)

A su paso, todos los servidores del palacio se arrodillaban e inclinaban la cabeza ante él, porque así lo había ordenado el rey. Pero Mardoqueo no se arrodillaba ni inclinaba la cabeza a su paso.

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15 Referencias Cruzadas  

Después lo invitó a subirse al carro reservado al segundo del reino y ordenó que gritaran delante de él: «¡Abrid paso!». Así fue como José fue puesto al frente de todo Egipto.

Cuando Ester pasó al segundo harén con las otras jóvenes, Mardoqueo se hallaba sentado a la puerta del palacio real.

Por aquellos días, estando Mardoqueo sentado a la puerta del palacio real, Bigtán y Teres, dos eunucos de la guardia real que custodiaban la puerta, descontentos con el rey Asuero, planeaban un atentado contra él.

En la ciudadela de Susa vivía un judío llamado Mardoqueo, hijo de Jaír y descendiente de Simeí y de Quis, de la tribu de Benjamín.

Algún tiempo después, el rey Asuero elevó a un alto cargo a Amán, hijo de Hamdatá, de la región de Agag, dándole preeminencia sobre el resto de los oficiales como él.

Entonces los guardias reales que custodiaban la puerta del palacio le preguntaron a Mardoqueo: —Y tú, ¿por qué desobedeces el mandato real?

Al comprobar Amán que Mardoqueo no se arrodillaba ni inclinaba la cabeza a su paso, montó en cólera.

Amán salió aquel día contento y de buen humor, pero cuando vio a la entrada del palacio a Mardoqueo que no se levantaba ni mostraba signo alguno de respeto a su paso, Amán montó en cólera contra él;

aquel que desprecia al perverso y respeta al que es fiel al Señor; aquel que, jurando en su perjuicio, no se retracta;

El Señor dijo a Moisés: —Narra en un libro de memorias lo que ha sucedido hoy y dile a Josué que yo borraré el recuerdo de Amalec de debajo del cielo.

diciendo: —Puesto que Amalec se levantó contra la bandera del Señor, también el Señor estará en guerra contra él de generación en generación.

Daniel suplicó al rey que concediera la administración de la provincia de Babilonia a Sadrac, Mesac y Abednegó, y así lo hizo. Daniel, por su parte, se quedó en la corte.

Por eso, cuando el Señor tu Dios te libre de todos los enemigos que te rodean, en la tierra que el Señor tu Dios va a darte en heredad para que la poseas, borrarás el recuerdo de los amalecitas de debajo del cielo. ¡No lo olvides!

para que todos los seres, en el cielo, en la tierra y en los abismos, caigan de rodillas ante el nombre de Jesús,

Por tanto, ataca a Amalec, consagra sin miramientos al exterminio todas sus pertenencias y mata hombres y mujeres, muchachos y bebés, vacas y ovejas, camellos y asnos.




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