Todos estos objetos de oro y plata —cinco mil cuatrocientos en total— se los llevó Sesbasar a Jerusalén cuando regresaron los desterrados desde Babilonia.
El resto de los repatriados actuaron conforme a lo acordado. Al respecto, junto con el sacerdote Esdras fueron designados nominalmente los jefes de las respectivas familias, y el día primero del décimo mes se sentaron a investigar el asunto.
Daniel fue traído de inmediato a la presencia del rey, que le preguntó: —¿Eres tú Daniel, uno de aquellos deportados que mi padre, el rey, trajo de Judá?
Entérate y entiende bien esto: desde que se promulgó el decreto de restaurar y reconstruir Jerusalén hasta la llegada de un príncipe ungido, pasarán siete semanas y sesenta y dos semanas. Será reconstruida con sus calles y fosos, pero en momentos difíciles.