Más vale oír reprensión de sabio que escuchar coplas de necios;
Que el justo por amor me corrija y me reprenda, que el aceite del malvado no perfume mi cabeza, que mi oración se alce frente a sus maldades.
Me critican los que se sientan en la plaza y también los bebedores en sus cantos.
Quien desprecia un precepto se pierde, el que respeta un mandato queda a salvo.
Miseria y deshonra a quien rechaza advertencias, quien acepta corrección recibirá honor.
Más hondo le cala un reproche al sensato que cien palos al necio.
Anillo y collar de oro puro, reprensión sabia en oído atento.
Leales son los golpes de amigo, falaces los besos de enemigo.
Porque el mandato es lámpara, la enseñanza es luz y la reprensión que corrige es camino de vida.
No reprendas al cínico, que te odiará; corrige al sabio y te amará.
Las palabras de los sabios son como aguijones y, reunidas en colecciones, son como estacas bien clavadas, regalos de un mismo pastor.
Los sabios piensan en la muerte, los necios en la diversión.
Se oye mejor el susurro de los sabios que los gritos del rey de los necios.
Yo reprendo y castigo a los que amo. Esfuérzate, pues, y cambia de conducta.