Los cuatro cuernos que ocuparon el lugar del cuerno que se rompió representan a los cuatro reinos salidos de esa nación, aunque no serán tan poderosos como el primero.
Pero estando aún en el poder, su reino será destruido y repartido hacia los cuatro puntos cardinales. Mas no será para sus descendientes que no tendrán el poder que él había ejercido, pues su reino será arrancado de raíz y entregado a otros.
Después de esta, mientras contemplaba la visión nocturna, pude ver una cuarta bestia. Era terrible, espantosa y fortísima. Tenía unos enormes dientes de hierro, con los que devoraba y trituraba; después pisoteaba las sobras con sus patas. Era distinta a las anteriores. Tenía diez cuernos.
Cuando alcé la vista pude ver un carnero junto al río. Tenía dos cuernos enormes, uno más alto que otro; pero el más alto había sido el último en salir.
El macho cabrío creció y creció, y cuando más fuerte era, se le rompió el cuerno grande: en su lugar aparecieron otros cuatro cuernos, orientados hacia los cuatro puntos cardinales.