y tu mano, Señor, de los mortales! Su heredad está en esta vida; llena, pues, su vientre con tus bienes y que sacien a sus hijos y a sus pequeños dejen las sobras.
Jesús respondió: —Mi reino no es de este mundo. Si lo fuera, mis servidores habrían luchado para librarme de los judíos. Pero no, mi reino no es de este mundo.