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Referencias Cruzadas

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Daniel 4:32

La Palabra (versión española)

Ante él nada son los habitantes de la tierra, y hace lo que quiere con el ejército del cielo y con los habitantes de la tierra. Nadie puede detenerle la mano ni pedirle cuentas de lo que hace.

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22 Referencias Cruzadas  

le suplicó, y Dios lo atendió, lo escuchó e hizo que regresara a Jerusalén y a su reino. Entonces Manasés reconoció que el Señor era el verdadero Dios.

Reconozco que todo lo puedes, que ningún proyecto se te resiste. [Dijiste:]

si apresa algo, ¿quién se lo impedirá o quién le dirá: «qué estás haciendo»?

¡Nuestro Dios está en el cielo, todo cuanto quiere hace!

El Señor hace cuanto desea, en el cielo y la tierra, en mares y abismos.

Los egipcios las recogieron y las amontonaron; y un hedor insoportable se extendió por todo el país.

porque si no, voy a desencadenar esta vez sobre ti, sobre tus cortesanos y sobre todo tu pueblo, todas mis plagas. De este modo aprenderás que no hay nadie que se me parezca en toda la tierra.

Moisés le respondió: —En cuanto salga de la ciudad, alzaré mis manos al Señor; los truenos y el granizo cesarán; así reconocerás que la tierra es del Señor.

Pero ahora, Señor, Dios nuestro, sálvanos de su poder para que todos los reinos de la tierra reconozcan que solo tú eres el Señor.

Ved lo que son las naciones: una gota que se escurre de un cubo, un grano de tierra en la balanza. Ved lo que son las islas: una mota de polvo en un peso.

Ante él nada son las naciones, las tiene por nada de nada.

Te daré tesoros ocultos, riquezas bien escondidas, y reconocerás que soy el Señor, aquel que te llama por tu nombre, el Dios de Israel.

Yo hice la tierra, el ser humano y los animales que se mueven por la tierra. Lo hice con mi gran poder y con brazo extendido, y se lo doy a quien me parece.

Él hace que se alternen años y estaciones; él entroniza reyes y él mismo los destrona. Concede sabiduría a los sabios y ciencia a los perspicaces.

Pasado el tiempo fijado, yo, Nabucodonosor, alcé los ojos al cielo y recobré la razón. Bendije entonces al Altísimo, alabé y glorifiqué al que vive eternamente, cuyo poder es eterno y cuyo reino no tiene fin.

Dejó de vivir entre personas, su entendimiento quedó reducido al de las bestias, vivía entre los asnos salvajes, comía hierba como los toros y el rocío empapaba su cuerpo; hasta que reconoció que el Dios Altísimo controla los reinos humanos y se los da a quien quiere.

De este modo todos los pueblos de la tierra reconocerán lo poderosa que es la mano del Señor, y vosotros respetaréis siempre al Señor, vuestro Dios».




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