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Referencias Cruzadas

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Daniel 4:30

La Palabra (versión española)

En aquel mismo momento se cumplieron en Nabucodonosor las palabras pronunciadas: dejó de vivir entre personas y empezó a comer hierba como los toros, su cuerpo quedó empapado por el rocío del cielo, los cabellos le crecieron como plumas de águila y le salieron uñas como las de las aves.

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33 Referencias Cruzadas  

Las principales ciudades de su reino fueron: Babel, Erec, Acad y Calné, en la región de Senaar.

Durante muchos días, más de ciento ochenta, hizo ostentación de las riquezas de su reino y del magnífico esplendor de su grandeza.

¡Bendice, alma mía, al Señor! Señor, Dios mío, qué grande eres; de gloria y majestad te vistes.

No perdura el ser humano por su riqueza; como mueren los animales, igual él.

Se burlan y hablan con malicia, se expresan con arrogante tiranía.

La arrogancia acarrea deshonra, la humildad trae sabiduría.

La soberbia precede a la ruina y el orgullo al fracaso.

El orgulloso termina humillado, el humilde conseguirá honores.

Babilonia, esa perla de reino, adorno y orgullo de los caldeos, quedará arrasada por Dios, lo mismo que Sodoma y Gomorra.

Dirás: Esto dice el Señor Dios: Aquí estoy contra ti, faraón, rey de Egipto, cocodrilo gigantesco tumbado en medio del Nilo. «Mío es mi Nilo —dices—, yo mismo lo hice».

Pasado el tiempo fijado, yo, Nabucodonosor, alcé los ojos al cielo y recobré la razón. Bendije entonces al Altísimo, alabé y glorifiqué al que vive eternamente, cuyo poder es eterno y cuyo reino no tiene fin.

Luego recobran el aliento y prosiguen, no tienen más dios que su fuerza.

Porque a todo el que se ensalce a sí mismo, Dios lo humillará; pero al que se humille a sí mismo, Dios lo ensalzará.

y, cuando llegue el que os invitó a ambos, te diga: «Tienes que dejarle el sitio a este», y entonces tengas que ir avergonzado a sentarte en el último lugar.

En cualquier caso, tanto si coméis como si bebéis o hacéis cualquier otra cosa, hacedlo todo para gloria de Dios.

En cuanto a vosotros, jóvenes, respetad a vuestros mayores. Que la sencillez presida vuestras mutuas relaciones, pues Dios hace frente a los orgullosos y concede, en cambio, su favor a los humildes.

Un segundo ángel lo seguía, proclamando: —¡Por fin cayó la orgullosa Babilonia, la que emborrachó al mundo entero con el vino de su desenfrenada lujuria!

La gran ciudad se partió en tres; se desmoronaron las restantes ciudades del mundo, y Dios se acordó de la orgullosa Babilonia para hacerle apurar hasta las heces la copa de su terrible indignación.

Escrito en su frente tenía un nombre misterioso: «Babilonia, la poderosa, la madre de todas las prostitutas y de todas las aberraciones de la tierra».

Estremecidos de horror ante el suplicio, exclamarán desde lejos: —¡Desgraciada de ti, la gran ciudad, Babilonia, la ciudad tan poderosa! ¡Un instante ha bastado para consumarse tu condena!

Un ángel poderoso levantó entonces un gran peñasco, como una gigantesca rueda de molino, y lo arrojó al mar, exclamando: —Así, violentamente, será arrojada Babilonia, la gran ciudad, y nunca más se sabrá de ella.




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