Majestad, la visión que tuviste es la siguiente: Ante ti se alzaba una estatua enorme, de brillo deslumbrante y aspecto terrible.
Castigaré la malicia del mundo, los crímenes de todos los malvados; acabaré con el orgullo y la arrogancia, aplastaré la altanería del tirano.
haré que te ataquen extranjeros, los más feroces entre los pueblos. Desenvainarán sus espadas contra tu brillante sabiduría, mancillarán tu esplendor.
Este fue el sueño. Ahora le ofreceremos a su majestad la interpretación.
Tú, majestad, rey de reyes, has recibido del Dios del cielo imperio, poder, fuerza y gloria.
El rey Nabucodonosor mandó hacer una estatua de oro, de treinta metros de alto por tres de ancho. Hizo que la colocaran en la llanura de Dura, provincia de Babilonia.
Es pueblo espantoso y temible; solo reconoce su derecho, no hay más supremacía que la suya.
De nuevo el diablo lo llevó a un monte muy alto y, mostrándole todas las naciones del mundo y su esplendor,
Luego, el diablo lo condujo a un lugar alto y, mostrándole en un instante todas las naciones del mundo,