Pero alguien que parecía un hombre tocó mis labios; entonces abrí la boca y comencé a hablar. Dije al que estaba frente a mí: —Señor, me siento invadido por la angustia a causa de la visión, y me he quedado sin fuerzas.
Uno de ellos dijo al hombre vestido de lino, que estaba sobre el agua del río: —¿Cuánto tiempo pasará hasta que se cumplan estas cosas tan sorprendentes?