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Referencias Cruzadas

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Daniel 11:2

La Palabra (versión española)

Y ahora voy a revelarte la verdad. Tres reyes más aparecerán en Persia, y el cuarto será mucho más rico que los otros. Cuando haya crecido en poder gracias a su riqueza, incitará a todos contra el reino de Grecia.

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17 Referencias Cruzadas  

De esta manera se detuvo la obra del Templo de Dios en Jerusalén y quedó suspendida hasta el segundo año del reinado de Darío, rey de Persia.

Y en tiempos de Artajerjes, rey de Persia, se dirigieron también a él por escrito Bislán, Mitrídates, Tabeel y el resto de sus colegas. La carta estaba escrita en caracteres arameos y traducida a dicha lengua.

Esta historia sucedió en los días en que el reino de Asuero se extendía sobre ciento veintisiete provincias, desde la India hasta Etiopía,

así conocerás con certeza la verdad y se la podrás comunicar a quien te envía.

El año tercero de Ciro, rey de Persia, Daniel (apodado Baltasar) tuvo una revelación. El mensaje, que era digno de crédito, se refería a una gran guerra. Él entendió el mensaje, pues la visión le proporcionó perspicacia.

Desplegará todo su poder y su coraje para atacar al rey del sur con un gran ejército. El rey del sur le hará frente con un ejército enorme y muy poderoso, pero no podrá resistir a causa de las conspiraciones urdidas contra él,

Apareció después la segunda bestia, parecida a un oso; estaba erguida sobre un costado y llevaba tres costillas en las fauces, entre los dientes. Le decían: «Vete y atibórrate de carne».

El macho cabrío peludo representa al imperio de Grecia, y el enorme cuerno que tiene entre los ojos no es otro que el primer rey.

La visión de las tardes y las mañanas, tal como ha sido revelada, es digna de crédito, pero mantenla en secreto, pues se cumplirá pasado mucho tiempo.

Pude ver también cómo el carnero embestía en tres direcciones: oeste, norte y sur. Ninguna bestia era capaz de aguantar su embestida; nadie podía sustraerse a su poder. Hacía lo que quería y su dominio crecía por momentos.

Ciertamente nada hace el Señor Dios, sin revelárselo a sus siervos, los profetas.

Si, pues, la ley llama dioses a aquellos a quienes fue dirigido el mensaje de Dios y, por otra parte, lo que dice la Escritura no puede ponerse en duda,

El que estaba sentado en el trono anunció: —Voy a hacer nuevas todas las cosas. Y añadió: —Palabras verdaderas y dignas de crédito son estas. ¡Escríbelas!




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