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Referencias Cruzadas

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Cantares 2:9

La Palabra (versión española)

Mi amor es como un corzo, es como un cervatillo. Mirad, se ha parado tras la tapia, mirando por las ventanas, espiando entre las rejas.

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23 Referencias Cruzadas  

Estaban allí los tres hijos de Seruyá: Joab, Abisay y Asael. Asael corría como un ciervo en campo abierto,

cierva querida, gacela encantadora; que sus pechos te embriaguen cada día y su amor te cautive sin cesar.

escapa cual gacela de la trampa, como ave de la red del cazador.

Un día estaba yo en la ventana de mi casa, observando entre las rejas;

¡Qué hermoso eres, amor mío! ¡Todo es delicia en ti! Nuestro lecho es de hierba,

Mientras despunta el día y se esfuman las sombras, amor mío, vuélvete como corzo o cervatillo por las montañas de Béter.

Juradme, muchachas de Jerusalén, por las gacelas y ciervas del campo, que no despertaréis ni turbaréis al amor hasta que él quiera.

Juradme, muchachas de Jerusalén, por las gacelas y ciervas del campo, que no despertaréis ni turbaréis al amor hasta que él quiera.

Amor mío, huye corriendo como corzo o cervatillo por las montañas de especias.

Ellos, por su parte, contaron también lo que les había sucedido en el camino y cómo habían reconocido a Jesús cuando partía el pan.

Isaías dijo esto porque había visto la gloria de Jesús, y por eso hablaba de él.

Estudiáis las Escrituras pensando que contienen vida eterna; pues bien, precisamente las Escrituras dan testimonio a mi favor.

Él escribió acerca de mí; por eso, si creyerais a Moisés, también me creeríais a mí.

Ahora vemos confusamente, como por medio de un espejo; entonces veremos cara a cara. Ahora conozco solo de forma limitada; entonces conoceré del todo, como Dios mismo me conoce.

Todo esto no es más que sombra de lo que ha de venir. La realidad es Cristo.

La ley de Moisés es solo una sombra de los bienes futuros y no la realidad misma de las cosas. Por eso es incapaz de hacer perfectos a quienes, todos los años sin falta, se acercan a ofrecer los mismos sacrificios.

Me postré entonces a sus pies con intención de adorarlo, pero él me dijo: —¿Qué haces? Yo soy un simple servidor como tú y tus hermanos, los que dan testimonio de Jesús. A Dios debes adorar. (Y es que tener espíritu profético y dar testimonio de Jesús es una misma cosa.)

A la ventana se asoma y atisba la madre de Sísara, tras la celosía: «¿Por qué tarda en llegar su carro? ¿Por qué se retrasa el galopar de su carroza?».




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