Una azucena entre zarzas es mi amada entre las mozas.
Soy narciso de Sarón y azucena de los valles.
Un manzano entre árboles silvestres es mi amado entre los mozos. Me gusta sentarme a su sombra, paladear su dulce fruta.
En lugar de espinos crecerán cipreses, en lugar de ortigas brotarán los mirtos. Y servirá de renombre al Señor, de señal indestructible y eterna.
Mirad, os envío como ovejas en medio de lobos. Por eso, sed astutos como serpientes, aunque también inocentes como palomas.
Portaos ejemplarmente entre los paganos, para que vuestras buenas acciones desmientan las calumnias de quienes os consideran malhechores, y puedan también ellos glorificar a Dios el día en que venga a visitarlos.