Apocalipsis 8:1

La Palabra (versión española)

Cuando, finalmente, el Cordero rompió el séptimo sello, se hizo en el cielo un silencio como de media hora.

Referencias Cruzadas

Job 4:16

Allí estaba, no lo reconocí, pero su imagen permanecía ante mí. Una voz rasgó el silencio:

Salmos 37:7

Descansa en el Señor y pon en él tu esperanza; no envidies a quien prospera, a quien no para de tramar intrigas.

Salmos 62:1

Solo Dios es mi descanso, de él viene mi salvación;

Habacuc 2:20

Mas el Señor está en su santo Templo, ¡que calle ante él toda la tierra!

Zacarías 2:13

Yo castigaré a esas naciones que serán botín de sus esclavos, y así reconoceréis que he sido enviado por el Señor del universo.

Mateo 27:66

Ellos fueron y aseguraron el sepulcro. Sellaron la piedra que lo cerraba y dejaron allí el piquete de soldados.

Apocalipsis 5:1

En la mano derecha del que estaba sentado en el trono vi un libro escrito por dentro y por fuera y sellado con siete sellos.

Apocalipsis 5:9

Y cantaban a coro este cántico nuevo: —Digno eres de recibir el libro y romper sus sellos, porque has sido degollado y con tu sangre has adquirido para Dios gentes de toda raza, lengua, pueblo y nación,

Apocalipsis 6:1

Vi entonces cómo el Cordero rompió el primero de los siete sellos, al tiempo que uno de los cuatro seres vivientes decía con voz de trueno:

Apocalipsis 6:12

Vi cómo el Cordero rompía el sexto sello. Se produjo entonces un formidable terremoto; el sol se oscureció como si se vistiera de luto; la luna se volvió completamente como sangre;

Apocalipsis 6:3

El Cordero rompió el segundo sello, y oí que el segundo ser viviente decía: —¡Ven!

Apocalipsis 6:5

Rompió el Cordero el tercer sello, y oí al tercer ser viviente que decía: —¡Ven! Al mirar, vi un caballo negro, cuyo jinete sostenía una balanza en la mano.

Apocalipsis 6:7

El Cordero rompió el cuarto sello, y oí la voz del cuarto ser viviente, que decía: —¡Ven!

Apocalipsis 6:9

El Cordero rompió el quinto sello, y vi debajo del altar, vivos, los que habían sido asesinados por haber proclamado la palabra de Dios y haber dado testimonio de su fe.