No miréis que estoy morena: es que me ha quemado el sol. Los hijos de mi madre, enfadados conmigo, me encargaron de las viñas ¡y no pude cuidar mi propia viña!
Por eso, así dice el Señor Dios: Veréis a mis siervos comer, mientras vosotros pasáis hambre; veréis a mis siervos beber, mientras vosotros pasáis sed; veréis a mis siervos de fiesta, mientras vosotros andáis abochornados;
Luego Dios hizo soplar un viento tórrido del oriente al tiempo que el sol, desde lo alto, abrasaba la cabeza de Jonás; este se sintió desfallecer y se deseó la muerte diciéndose a sí mismo: —¡Mejor me es morir que vivir!
en cambio, el que beba del agua que yo quiero darle, nunca más volverá a tener sed sino que esa agua se convertirá en su interior en un manantial capaz de dar vida eterna.
En efecto, del mismo modo que, al calentar el sol con toda su fuerza, se seca la hierba y cae al suelo su flor, quedando en nada toda su hermosa apariencia, así fenecerán las empresas del rico.