Apocalipsis 7:11

La Palabra (versión española)

Y todos los ángeles que estaban alrededor del trono, de los ancianos y de los cuatro seres vivientes, cayeron rostro en tierra delante del trono y adoraron a Dios,

Referencias Cruzadas

Salmos 45:11

El rey está prendado de tu belleza, él es tu señor, ¡póstrate ante él!

Salmos 97:7

Que se avergüencen los idólatras, los que cifran en los ídolos su orgullo, que se postren ante él todos los dioses.

Mateo 4:10

Pero Jesús le replicó: —Vete de aquí, Satanás, pues dicen las Escrituras: Al Señor tu Dios adorarás y solo a él darás culto.

Juan 5:23

Y quiere que todos den al Hijo el mismo honor que dan al Padre. El que no honra al Hijo, tampoco honra al Padre que lo ha enviado.

Hebreos 1:6

Asimismo, al introducir a su Hijo primogénito en el mundo dice: Adórenlo todos los ángeles de Dios.

Apocalipsis 11:16

Se postraron entonces rostro en tierra los veinticuatro ancianos que están sentados en sus tronos ante Dios, y adoraron a Dios,

Apocalipsis 15:4

¿Cómo no temerte, Señor? ¿Cómo no engrandecerte? Solo tú eres santo. Todas las naciones vendrán a postrarse ante ti, porque tus designios de salvación se han hecho manifiestos.

Apocalipsis 22:9

Pero él me dijo: —¿Qué haces? Yo soy un simple servidor como tú y tus hermanos los profetas, como todos los que prestan atención al mensaje de este libro. A Dios debes adorar.

Apocalipsis 4:10

los veinticuatro ancianos caen de rodillas ante el que está sentado en el trono, adoran al que vive por siempre y arrojan sus coronas a los pies del trono, diciendo:

Apocalipsis 4:4

Rodeando también el trono había otros veinticuatro tronos y, sentados en ellos, veinticuatro ancianos vestidos de blanco y ceñidas sus cabezas con coronas de oro.

Apocalipsis 4:6

y un mar transparente, como de cristal, se extendía también delante del trono. En medio del trono y a su alrededor había cuatro seres vivientes, todo ojos por delante y por detrás.

Apocalipsis 4:8

Cada uno de los cuatro seres vivientes tenía seis alas y eran todo ojos por fuera y por dentro. Día y noche proclaman sin descanso: —Santo, santo, santo, Señor Dios, dueño de todo, el que era, el que es, el que está a punto de llegar.