Por encima de la plataforma había una especie de zafiro, parecido a un trono, y por encima de esta especie de trono sobresalía una figura que parecía humana.
Se parecía al arco iris que asoma por entre las nubes en días de lluvia; eso es lo que parecía el brillo que le rodeaba: la propia gloria del Señor. Al verlo, caí rostro en tierra y oí que alguien hablaba.
Me fijé entonces y vi sobre la plataforma que se alza sobre las cabezas de los querubines una especie de zafiro, algo así como un trono, que destacaba sobre ellos.
vivías en Edén, jardín de los dioses, estabas adornado de piedras preciosas: rubí, topacio y diamante, crisólito, ónice y jaspe, zafiro, malaquita y esmeralda; aretes y colgantes de oro labrado te fueron preparados el día de tu creación.
Vi luego otro ángel lleno de poder. Bajaba del cielo envuelto en una nube y el arco iris coronaba su cabeza. Su rostro resplandecía como el sol y sus piernas eran semejantes a columnas de fuego.