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Referencias Cruzadas

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Apocalipsis 22:3

La Palabra (versión española)

Allí no habrá ya nada maldito. Será la ciudad del trono de Dios y del Cordero, donde sus servidores le rendirán culto,

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20 Referencias Cruzadas  

Tú me muestras el camino de la vida, junto a ti abunda la alegría, a tu lado el gozo no tiene fin.

Pero yo, Señor, me he portado rectamente y por eso contemplaré tu rostro; al despertarme, me saciaré de tu imagen.

Gritad, vitoread, habitantes de Sion, que es grande entre vosotros el Santo de Israel.

Los redimidos del Señor volverán, llegarán cantando a Sion, precedidos de eterna alegría, seguidos de júbilo exultante; se acabaron penas y aflicciones.

mi morada estará junto a ellos. Yo seré su Dios y ellos serán mi pueblo.

Por tanto, el perímetro medirá nueve mil metros. Y, de ahora en adelante, la ciudad se llamará: «El Señor está allí».

Habitarán en Jerusalén sin que se la vuelva a consagrar al exterminio, y vivirán seguros en ella.

El amo le contestó: «Está muy bien. Has sido un administrador honrado y fiel. Y como has sido fiel en lo poco, yo te pondré al frente de mucho más. Entra y participa en mi propia alegría».

A los otros, en cambio, dirá: «¡Apartaos de mí, malditos, al fuego eterno preparado para el diablo y sus ángeles!

Si alguien quiere servirme, que me siga. Correrá la misma suerte que yo. Y todo el que me sirva será honrado por mi Padre.

Y si Dios va a ser glorificado en él, Dios, a su vez, glorificará al Hijo del hombre. Y va a hacerlo muy pronto.

Una vez que me haya ido y os haya preparado el lugar, volveré y os llevaré conmigo, para que podáis estar donde esté yo.

Es mi deseo, Padre, que todos estos que tú me has confiado estén conmigo y contemplen mi gloria, la que me diste porque me amaste antes de que el mundo existiese.

¡Maldito sea quien no cumpla y ponga en práctica los mandamientos de esta ley! Y el pueblo a una responderá: ¡Amén!

y proclamando con voz poderosa: —La salvación viene de nuestro Dios, que está sentado en el trono, y del Cordero.

Vi luego una muchedumbre inmensa, incontable. Gentes de toda nación, raza, pueblo y lengua; todos de pie delante del trono y del Cordero; todos vestidos con túnica blanca, llevando palmas en la mano




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