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Referencias Cruzadas

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Apocalipsis 22:18

La Palabra (versión española)

A todo el que escuche el mensaje profético de este libro, solemnemente le advierto: Si añade algo, Dios hará caer sobre él las calamidades consignadas en este libro.

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23 Referencias Cruzadas  

No añadas nada a sus palabras, no sea que te corrija y demuestre tu mentira.

Y si ni siquiera con esto me obedecéis, os castigaré todavía siete veces más por vuestras transgresiones.

yo me enfrentaré contra vosotros con ira y os castigaré también siete veces más por vuestras transgresiones:

Y aunque nadie los persiga, tropezarán los unos con los otros como se tropieza a la vista de la espada. No podréis resistir delante de vuestros enemigos.

Jesús les contestó: —Toda planta que no haya plantado mi Padre celestial será arrancada de raíz.

Esto es, pues, lo que os digo y os recomiendo en nombre del Señor: ¡No os comportéis más como los paganos, dejándoos llevar por sus criterios sin consistencia!

No añadáis ni quitéis palabra alguna a lo que yo os mando, sino cumplid estos mandamientos del Señor, vuestro Dios, que yo os prescribo.

Y que nadie en este asunto atropelle o conculque los derechos de su hermano porque, como ya os dijimos e insistimos en su día, el Señor hará justicia de todas estas cosas.

¡Dichoso quien lee y dichosos los que prestan atención a este mensaje profético y cumplen lo que en él está escrito! Porque la hora final está al caer.

Vi luego en el cielo otra señal formidable y maravillosa: siete ángeles llevaban las siete últimas calamidades con las que había de consumarse la ira de Dios.

Y los siete ángeles que llevaban las siete calamidades salieron del Templo vestidos con sus resplandecientes túnicas de lino puro, y con su pecho ceñido de bandas doradas.

Pero la bestia fue hecha prisionera, y con ella el falso profeta, el que, realizando prodigios a favor de la bestia, había logrado seducir a cuantos se dejaron tatuar la marca de la bestia y adoraron su imagen. Ambos fueron arrojados vivos al lago ardiente de fuego y azufre.

Y el diablo, el que los había seducido, fue arrojado al lago de fuego y azufre donde, en compañía de la bestia y del falso profeta, sufrirá tormento por siempre, día y noche sin cesar.

Y también fueron arrojados al lago de fuego aquellos cuyos nombres no están inscritos en el libro de la vida.

Y añadió: —No mantengas en secreto el mensaje profético de este libro, pues la hora definitiva está al caer.

Yo, Jesús, he enviado a mi ángel a cada una de las iglesias para que sea testigo de todos estos acontecimientos. Yo que soy vástago y estirpe de David y astro radiante de la mañana.

Mira que estoy a punto de llegar. ¡Dichoso quien preste atención al mensaje profético de este libro!

Pero él me dijo: —¿Qué haces? Yo soy un simple servidor como tú y tus hermanos los profetas, como todos los que prestan atención al mensaje de este libro. A Dios debes adorar.

Escribe al ángel de la iglesia de Laodicea: Esto dice el Amén, el testigo fiel y veraz, el que está en el origen de la obra creadora de Dios:




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