Destruirá para siempre a la muerte, el Señor Dios enjugará el llanto que cubre los rostros, barrerá la afrenta de su pueblo en toda la superficie del país. Lo ha dicho el Señor.
Volverán los rescatados del Señor y entrarán con cánticos en Sion: encabezados por eterna alegría, seguidos de fiesta y de gozo; penas y suspiros huirán.
Los redimidos del Señor volverán, llegarán cantando a Sion, precedidos de eterna alegría, seguidos de júbilo exultante; se acabaron penas y aflicciones.
a cubrirlos de honor en lugar de polvo, de perfume de fiesta en lugar de penas, de traje festivo en lugar de abatimiento. Los llamarán «robles fruto de la justicia», plantío para gloria del Señor.
Subirán alborozados a Sion, acudirán a recibir los dones del Señor: el grano, el mosto y el aceite, las crías del rebaño y la vacada; quedarán saciados como un huerto regado, ya no volverán a desfallecer.
¿Tendré que librarlos del reino de los muertos, rescatarlos del sepulcro? ¿Dónde está, muerte, tu poder destructor? ¿Dónde tus calamidades, reino de los muertos? Ya no volveré a tener compasión.
Pero el día del Señor vendrá como un ladrón. Entonces los cielos se derrumbarán con estrépito, los elementos del mundo quedarán pulverizados por el fuego y desaparecerá la tierra con cuanto hay en ella.